Las movilizaciones estudiantiles de estos últimos años en Chile nos han dejado un legado importante en cuanto a formas de lucha, formas de organización, formas de deslindar con posiciones oportunistas dentro del movimiento, formas de debate en el seno del pueblo, etc. Y sólo la práctica ha demostrado el camino correcto a seguir, algunas veces incurriendo en errores, que se van corrigiendo y que en el fondo van fortaleciendo la lucha y el movimiento. Pero para llegar a este punto no ha sido fácil, se ha tenido que separar la paja del trigo, deslindado con posiciones de derecha y posiciones oportunistas de ultra izquierda, este deslinde le da un impulso fuerte al movimiento, lo hace más combativo, de modo de enfrentar de mejor forma la lucha contra la reacción y el viejo estado burgués- terrateniente.
Es necesario “cuestionarse todo”, como una de las máximas de Marx y por ende del marxismo, pero de todo la lucha estudiantil se puede extraer una lección más particular, que es cuestionarse el tema organizativo, justo ahí donde se dividen aguas en muchos casos, es necesario hilar fino para resolver el problema organizativo de una forma dialéctica, en la práctica y con las masas. El tema de la práctica se encuentra comprobado en la calle, en cuanto a la forma dialéctica, es realizar una lucha de dos líneas intensa dentro del movimiento estudiantil, del cual extraer puntos de unidad mucho más fuertes, donde las masas son el motor principal.
Dentro del movimiento estudiantil por ejemplo, hay diferentes tipos de organizaciones con distintos caracteres, están las organizaciones de masas, las organizaciones gremiales, los colectivos, las coordinadoras, etc. Y dentro de éstos también existen diversas formas de organizarse, como por ejemplo a través de voceros u orgánicas “horizontales” e incluso el espontaneísmo. Estos tipos de orgánicas intentan mostrar una cara que no son, ya que se muestran como muy democráticas y participativas, pero en realidad solo es una exacerbación liberal de una orgánica burguesa, es decir, se apela a las libertades del individuo y por ende al individualismo, más que velar por lo colectivo y por ende las masas movilizadas. En cuanto a las vocerías, no son más que una dirección camuflada que se atribuye una conducción, pero sin responsabilidades, sólo transmitir ideas como una máquina. En lo que se refiere a las orgánicas “horizontales” nadie centraliza las ideas, y pocos asumen responsabilidades y trabajos, ya que su principio es la “igualdad” y por lo tanto no se pueden asumir mayores tareas y responsabilidades, ya que “se pasaría por sobre la horizontalidad”. Estos métodos no representan más que el liberalismo en su máxima expresión, están cargadas de la pereza, el individualismo, la falta de disciplina y evasión del debate político que posee la burguesía. Es necesario trabajar con un método del pueblo, que supere cualitativamente la organización burguesa.
Es por ello que las organizaciones de masas y gremiales pueden y deben acercarse en algunos puntos a la organización de un partido revolucionario, este acercamiento se puede dar en cuanto al centralismo democrático. Estas organizaciones de masas y las organizaciones gremiales (CC.AA; sindicatos, juntas de vecinos, etc.) pueden reconocerse abiertamente en contra del imperialismo y el viejo Estado, además de asumir el centralismo democrático como un principio que da frutos, avanza y no se queda estancada en conciliaciones o falsas luchas de dos líneas.
El centralismo democrático consiste en primer lugar en tener una dirección que centralice las ideas correctas que debate la masa. Para esto la dirección debe velar por el desarrollo de una correcta lucha de dos líneas, donde se puedan ir resolviendo los problemas mediante la ley de la lucha de contrarios, si bien esta lucha de dos líneas no es antagónica, es necesaria para avanzar, para fortalecer la democracia dentro de la organización. El principio del centralismo democrático es que la minoría está subordinada a la mayoría, y que las decisiones se centralizan en la dirección, quien las pone en la práctica mediante los mismos organismos o personas de la organización, esto nos demuestra la relación de “subida” y “bajada” constante de varios aspectos como son; la lucha de dos líneas, las decisiones y la aplicación, además de una dura critica y más dura autocrítica dentro del debate, todo esto es fundamental para que la organización se depure y avance.
Desde el periódico El Pueblo hacemos un llamado al movimiento estudiantil y las masas en general a organizarse mediante el centralismo democrático, el método del pueblo para hacerle frente a la burguesía, para ir avanzando en la consolidación de los organismos que representen los intereses del pueblo, e ir en una lucha dialéctica por sus reivindicaciones y el poder.
Es necesario “cuestionarse todo”, como una de las máximas de Marx y por ende del marxismo, pero de todo la lucha estudiantil se puede extraer una lección más particular, que es cuestionarse el tema organizativo, justo ahí donde se dividen aguas en muchos casos, es necesario hilar fino para resolver el problema organizativo de una forma dialéctica, en la práctica y con las masas. El tema de la práctica se encuentra comprobado en la calle, en cuanto a la forma dialéctica, es realizar una lucha de dos líneas intensa dentro del movimiento estudiantil, del cual extraer puntos de unidad mucho más fuertes, donde las masas son el motor principal.
Dentro del movimiento estudiantil por ejemplo, hay diferentes tipos de organizaciones con distintos caracteres, están las organizaciones de masas, las organizaciones gremiales, los colectivos, las coordinadoras, etc. Y dentro de éstos también existen diversas formas de organizarse, como por ejemplo a través de voceros u orgánicas “horizontales” e incluso el espontaneísmo. Estos tipos de orgánicas intentan mostrar una cara que no son, ya que se muestran como muy democráticas y participativas, pero en realidad solo es una exacerbación liberal de una orgánica burguesa, es decir, se apela a las libertades del individuo y por ende al individualismo, más que velar por lo colectivo y por ende las masas movilizadas. En cuanto a las vocerías, no son más que una dirección camuflada que se atribuye una conducción, pero sin responsabilidades, sólo transmitir ideas como una máquina. En lo que se refiere a las orgánicas “horizontales” nadie centraliza las ideas, y pocos asumen responsabilidades y trabajos, ya que su principio es la “igualdad” y por lo tanto no se pueden asumir mayores tareas y responsabilidades, ya que “se pasaría por sobre la horizontalidad”. Estos métodos no representan más que el liberalismo en su máxima expresión, están cargadas de la pereza, el individualismo, la falta de disciplina y evasión del debate político que posee la burguesía. Es necesario trabajar con un método del pueblo, que supere cualitativamente la organización burguesa.
Es por ello que las organizaciones de masas y gremiales pueden y deben acercarse en algunos puntos a la organización de un partido revolucionario, este acercamiento se puede dar en cuanto al centralismo democrático. Estas organizaciones de masas y las organizaciones gremiales (CC.AA; sindicatos, juntas de vecinos, etc.) pueden reconocerse abiertamente en contra del imperialismo y el viejo Estado, además de asumir el centralismo democrático como un principio que da frutos, avanza y no se queda estancada en conciliaciones o falsas luchas de dos líneas.
El centralismo democrático consiste en primer lugar en tener una dirección que centralice las ideas correctas que debate la masa. Para esto la dirección debe velar por el desarrollo de una correcta lucha de dos líneas, donde se puedan ir resolviendo los problemas mediante la ley de la lucha de contrarios, si bien esta lucha de dos líneas no es antagónica, es necesaria para avanzar, para fortalecer la democracia dentro de la organización. El principio del centralismo democrático es que la minoría está subordinada a la mayoría, y que las decisiones se centralizan en la dirección, quien las pone en la práctica mediante los mismos organismos o personas de la organización, esto nos demuestra la relación de “subida” y “bajada” constante de varios aspectos como son; la lucha de dos líneas, las decisiones y la aplicación, además de una dura critica y más dura autocrítica dentro del debate, todo esto es fundamental para que la organización se depure y avance.
Desde el periódico El Pueblo hacemos un llamado al movimiento estudiantil y las masas en general a organizarse mediante el centralismo democrático, el método del pueblo para hacerle frente a la burguesía, para ir avanzando en la consolidación de los organismos que representen los intereses del pueblo, e ir en una lucha dialéctica por sus reivindicaciones y el poder.
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