lunes, 3 de diciembre de 2012

EL PUEBLO.- Descredito absoluto de la farsa electoral

Con la inscripción voluntaria y el voto obligatorio una parte importante de la población no se había inscrito en los registros electorales, mientras que otro tanto de quienes si estaban inscritos se negaban a votar, a pesar de todas las amenazas de multas.

La franca y acelerada reducción del padrón electoral, llevó a que grandes burgueses y terratenientes se unieran en Santa Cruzada para sacar adelante las últimas elecciones municipales. ¿Cómo? Declarando la inscripción automática y el voto voluntario.

Llegado el 28 de octubre vimos que la apuesta del viejo Estado burgués-terrateniente de contar con un universo mucho mayor de electores se desmoronaba. En los lugares de votación no asistió ni la mitad de los electores e incluso en varios no llegaron ni siquiera los vocales de mesa.

Intentando en vano revertir la situación, los canales de televisión (propiedad de multimillonarios), durante todo el día, machacaban una y otra vez: “llamamos a los chilenos a que acudan a votar”, “no importa por quien vote, pero vote”, etc. Al más puro estilo de la Teletón, repetían: “no llevamos ni el 30 % de lo que la última vez teníamos a esta hora. Por favor que la gente venga a votar”.

Ya finalizadas las elecciones municipales y dejando en claro su fracaso, grandes burgueses y terratenientes quieren tirar tierra a los ojos de las masas. Quieren hacernos creer que es un verdadero misterio el porqué cada día votan menos personas. Sin embargo no hay ningún misterio tras todo esto. Al contrario, está todo muy claro: las masas se restan de votar porque saben que las elecciones son una farsa. Las masas van tomando conciencia que las demandas se conquistan luchando.
 
Se ha demolido por completo la teoría de que la juventud no vota por simple flojera. Ya que es esa misma juventud la que está dispuesta a pasar horas, días y meses en toma, la que marcha una y otra vez bajo el asedio de la represión y la que se organiza para luchar. Además, no es sólo la juventud popular la que rechaza la farsa electoral, sino que muchos adultos tampoco acudieron a votar.

El que más de la mitad del universo electoral no acudiera a las urnas no es casual ni misterioso, es resultado del alza de la lucha de clases. Por lo tanto, también es falso decir que todos quienes no fueron a votar “se abstuvieron”. Abstenerse significa dar un paso al costado, no tomar posición. No votar es tomar posición, es rechazar la farsa que intenta presentarse como democracia.

Si bien es cierto que muchas organizaciones llamaron a no participar en estas elecciones, existen distintas posiciones de clase al respecto: los oportunistas llamaron a la “abstención” (por ahora), pensando en un futuro no muy lejano embarcarse en la farsa electoral; otros sectores como la ACES con la campaña “yo no presto el voto” asumieron una posición vacilante entre la “abstención” y el rechazo a las elecciones. Por último están quienes desde distintas organizaciones llevaron a cabo la campaña antielectoral, llamando a rechazar las elecciones y a organizarse para luchar. Siendo esta posición la más avanzada entre las masas.

Lo principal de lo sucedido el 28 de octubre es el innegable descredito del viejo Estado burgués-terrateniente y el desprecio de las masas hacia los farsantes electoreros. Pero el descredito y el desprecio a las elecciones no bastan para que las masas tomen el futuro en sus manos.

No basta con reconocer a los electoreros como una tropa de farsantes, es necesario además que reconocer la necesidad de tomar el Poder. La necesidad de la revolución.
 
¡Saludamos a los compañeros que levantaron campañas antielectorales!
¡No votar! ¡A organizarnos para luchar!

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