lunes, 22 de julio de 2013

TODO SE DIVIDE EN DOS ... MAM

DE ENGELS A BEBEL
Leí apresuradamente el segundo artículo [de Vollmar], al tiempo que hablaban constantemente dos o tres personas. De no ser así, la forma en que se representa la Revolución Francesa me habría conducido a descubrir la influencia francesa, y con ello, sin duda, también a mi Vollmar. Usted ha percibido este aspecto muy correctamente. Él es, por fin la soñada corporización de la frase sobre la “masa reaccionaria”. Por aquí, todos los partidos oficiales unidos en un hato, por allá, todos los socialistas en una columna, y la gran batalla decisiva. Victoria en toda la línea y de un golpe. En la vida real, las cosas no suceden tan sencillamente. En la vida real, como también lo señala usted, la revolución empieza de modo precisamente opuesto, juntándose la gran mayoría del pueblo y también de los partidos oficiales, contra el gobierno, que con ello queda aislado, y derrocándolo, y únicamente después que aquellos partidos que pueden sobrevivir se han destruido mutua y sucesivamente, es que tiene lugar la gran división de Vollmar, y con ello la perspectiva de nuestro mando. Si, como Vollmar, quisiésemos empezar derechamente por el acto final de la revolución nos encaminaríamos por una vía miserablemente mala.

En Francia se ha producido la escisión largamente esperada. La primitiva conjunción de Guesde y Lafargue con Malon y Brousse fue, sin duda, inevitable cuando se formó el Partido, pero Marx y yo nunca abrigamos la ilusión de que pudiese durar. La alternativa es puramente de principios: ¿la lucha ha de ser llevada a cabo como lucha de clases del proletariado o de la burguesía, o ha de permitirse que en buen estilo oportunista (o como se denomina en la traducción socialista: posibilista) ha de olvidarse el carácter de clase del movimiento y el programa cuando por este medio se presenta una oportunidad de ganar más votos, más afiliados? Malon y Brousse, al declararse a favor de la última alternativa, han sacrificado el carácter clasista, proletario, del movimiento, haciendo inevitable la separación. Tanto mejor. El desarrollo del proletariado se realiza en todas partes en medio de luchas internas, y Francia, que está formando ahora por primera vez un partido obrero, no hace excepción. En Alemania hemos superado la primera etapa de la lucha interna y nos esperan otras fases. La unidad es algo muy bueno mientras sea posible, pero hay cosas más elevadas que la unidad. Y cuando, como Marx y yo, se ha luchado toda la vida más duramente contra los seudosocialistas que contra ningún otro (porque sólo considerábamos a la burguesía como una clase, y apenas nos inmiscuíamos en conflictos con tal o cual fracción gurguesa), no puede lamentarse mucho que haya estallado la inevitable lucha.

Sobre la “masa reaccionaria”, le escribía Engels a Bernstein el 12 de junio de 1883:

“Aquí termina por cierto la frase sobre la masa reaccionaria, que como regla sólo es adecuada a la retórica (o, si no, a una situación realmente revolucionaria). Porque la ironía de la historia, trabajando de nuestra parte, reside precisamente en el hecho de que los diferentes elementos de esta masa feudal y burguesa se desgastan mutuamente, se combaten y devoran entre sí en ventaja nuestra, formando así el opuesto mismo de la masa homogénea que el Knoten imagina haber estudiado al llamarla “reaccionaria”. Por el contrario, todos esos diversos bandidos deben primero aplastarse mutuamente, desacreditarse y arruinarse por completo entre sí y prepararnos el terreno demostrando –uno tras otro- su incapacidad. Uno de los mayores errores de Lassalle fue el que olvidase por completo, en su labor de agitación, lo poco de dialéctica que había aprendido de Hegel. En esto nunca pudo ver más que un solo lado, igual que Liebknecht, pero como por ciertas razones este último vio por casualidad el lado correcto, fue después de todo superior al gran Lassalle… Y paralelamente a esto está la idea vinculada a la idea de una masa reaccionaria, de que si se echa por tierra las condiciones vigentes, debiéramos advenir al poder. Esto es un disparate. Una revolución es un lento proceso –recuérdese 1642-46 y 1789-93- y para que las condiciones puedan madurar para nosotros, y nosotros para ellas, deben llegar al poder todos los partidos intermedios y ser echados a su turno. Y entonces vendremos nosotros… y quizá también seamos nuevamente derrotados por el momento. Aunque si la cosa procede normalmente considero que esto último es apenas posible.

Londres, 28 de octubre de 1882

2 comentarios:

  1. El mundo, sea cual fuere su tipificación, está lleno de contradicciones, y esto, por supuesto, es particularmente cierto para las sociedades de clases. Algunos dicen que en la sociedad socialista se puede "hallar" contradicciones. Esta manera de plantear las cosas me parece incorrecta. De lo que se trata no es de si se puede o no hallar contradicciones, sino de que esta sociedad está llena de contradicciones. No hay lugar alguno donde no existan contradicciones, ni hay nadie que escape a todo análisis. Es metafísico admitir la existencia de una persona que no sea susceptible de análisis. Fíjense, el mismo átomo encierra todo un complejo de unidades de contrarios. El es una unidad de dos contrarios: núcleo atómico y electrones. El núcleo atómico, a su vez, es una unidad de contrarios: protones y neutrones. Dado que existen protones, hay también antiprotones, y dado que existen neutrones, hay también antineutrones. En una palabra, la unidad de los contrarios es omnipresente. Respecto al concepto de la unidad de los contrarios, respecto a la dialéctica, es necesario hacer una amplia propaganda. Yo diría que la dialéctica debe salir del cenáculo de los filósofos para llegar a las amplias masas populares. Propongo que se aborde este problema en las reuniones de los burós políticos de los diversos Partidos y en las sesiones plenarias de sus

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    comités centrales, así como en las reuniones de sus comités locales a todos los niveles. En realidad, nuestros secretarios de célula comprenden de veras la dialéctica. Cuando se preparan para hacer un informe en una reunión de célula, acostumbran dejar escritos en sus libretas los dos aspectos de las cosas: primero, los aciertos y, segundo, las deficiencias. Uno se divide en dos: Este es un fenómeno universal, esto es dialéctica.

    tresidente mao tse tung

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  2. seria bueno que publiquen el documento del presidente mao tse tung LINEA GENERAL DEL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL

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