jueves, 4 de julio de 2013

"NACER CON CONOCIMIENTOS" - UN INVENTO ... MAM

“NACER CON CONOCIMlENTOS”—UN
INVENTO; LOS CONOCIMIENTOS PRO-
VIENEN ÚNICAMENTE DE LA PRACTICA*
Lí Feng-Ian
(Pintora campesina del distrito Jusien, Shensí.)

Lin Piao, siguiendo las huellas de Confucio, agitaba la bandera raída de “dominarse y retornar a los ritos”, pregonaba la “teoría del genio” disfrazándose a si mismo de “genio” “nacido con conocimientos”, calumniaba a los trabajadores, calificándolos de “salvajes” y “necios inferiores”. Al pregonar esto, Lin Piao perseguía el objetivo de crear una base teórica para usurpar la dirección del Partido y el Poder del Estado y restaurar así el capitalismo.

¿Son congénitos los conocimientos y la capacidad del hombre o provienen de la práctica? El Presidente Mao indicó que las ideas correctas del hombre “sólo pueden provenir de la práctica social, de las tres clases de práctica: la lucha por la producción, la lucha de clases y los experimentos científicos en la sociedad”. Es decir, los conocimientos y la capacidad del hombre no son congénitos sino que se adquieren en la práctica social. La práctica crea conocimientos verídicos y la lucha incrementa la capacidad. En el mundo no existe ningún tipo de “genio” “nacido con conocimientos”.

En la atroz y vieja sociedad, las autoridades políticas, de clan, religiosa y marital eran corno cuatro sogas que nos mantenían amarradas y oprimidas en la capa más baja de la sociedad. En la Nueva China socialista, el Partido ha abierto un ancho camino para incorporamos a las mujeres en los tres movimientos revolucionarios: la lucha por la producción, la lucha de clases y la experimentación científica. Las campesinas, pobres y medias de la capa inferior han tomado parte activa en dichos movimientos, en la Gran Revolución Cultural Proletaria y en la campaña de crítica a L-in Piao y Confucio. De esta manera, su fisonomía espiritual se ha transformado mucho y su conciencia sobre la lucha de clases y la lucha entre las dos líneas se ha elevado sucesivamente. Miles y miles de mujeres vanguardias han ingresado en el Partido Comunista y en la Liga de la Juventud Comunista de China. Muchas han sido promovidas a puestos dirigentes, a diversos niveles, administrando importantes asuntos del Estado. Estos titánicos y estremecedores cambios son resultado de la revolución que dirigida por el Presidente Mao y el Partido Comunista, nos estimula a levantarnos y a luchar; también constituyen una demostración de la superioridad del sistema socialista.

El contraste entre el presente y el pasado no sólo muestra que los conocimientos y la capacidad del hombre no son congénitos, sino que provienen de la práctica social; también que la posición política y las condiciones de vida de los pueblos trabajadores no son decididas por el “hado”, sino por el sistema social.

Nosotras, junto con el resto de los trabajadores, y con nuestras propias manos, hemos creado las riquezas materiales de la sociedad así como también las espirituales. Tomemos mi aprendizaje de dibujar como ejemplo:

en la vieja sociedad, mi familia era muy pobre y no pude ir a la escuela. Después de la Liberación fui a la escuela nocturna y tomé un cursillo breve para aprender a leer y escribir. Antes me gustaba hacer papeles recortados, pero no sabía dibujar. En 1958, para prepararme, el Partido me envió al curso de capacitación de bellas artes para horas libres, en la obra de embalse organizado por el distrito, para que aprendiera a pintar al mismo tiempo que participaba en las labores. En la primera clase, estudié el escrito del Presidente Mao “Intervenciones en el Foro de Yenán sobre Arte y Literatura”.

Cuanto más estudiaba tanto mayor comprensión adquiría. La enseñanza del Presidente Mao de que el arte y la literatura “se crean para los obreros, campesinos y soldados y son utilizados por ellos” señaló la dirección para mí. El espíritu y entusiasmo revolucionarios con que los comuneros luchaban contra el cielo y la tierra me educaron y estimularon mucho. Entonces dibujé “Los héroes someten a los dragones” y varias otras pinturas grandes de propaganda. La exposición de esas pinturas en el sitio de construcción animó la voluntad combativa de las masas y me dejó ver el papel de las bellas artes y afirmó mi decisión de dibujar para la revolución. En 1963, en el movimiento de la educación socialista, con el apoyo de la célula del Partido, visité a muchos viejos campesinos pobres de nuestro equipo de producción quienes antes de la Liberación padecían de grandes sufrimientos, y guardando profundo odio hacia la vieja sociedad dibuje varias series de pinturas relatando la historia saturada de sangre y de lágrimas de los campesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior. En la Gran Revolución Cultural Proletaria dibujé murales y diapositivas para propagar el pensamiento Mao Tse tung y la victoria de esta revolución. Todo esto fue un proceso de temple en el transcurso de la dura práctica revolucionaria. Al comienzo dejaba en la pintura la figura de una persona lejana más grande que la de primer plano y no podía colocar las piernas y los brazos en sus lugares debidamente. Gracias a la preocupación del Partido y el apasionado apoyo de los campesinos pobres y medios de la capa inferior yo practicaba con entusiasmo, llevaba siempre un cuaderno de bosquejos para dibujar en cualquier momento y lugar. A veces hacía algunos trazos incluso cuando preparaba la comida.

Mediante repetidas prácticas tanto los pinceles como las manos me iban obedeciendo poco a poco. Las masas me elogiaban diciendo que lo que dibujaba se parecía a lo real.

Al inicio, yo no sabía dibujar. Pero ¿significa eso que era una “tonta” de nacimiento? No. Y ahora lo que dibujo es relativamente verosímil. ¿Puedo por eso, calificarme de inteligente de nacimiento? Tampoco.

El saber dibujar se debe a la práctica. Soy jefa del grupo de trasplante de algodón en nuestro equipo de producción. En la práctica laboral, viendo el espectáculo emotivo de la rica cosecha de algodón dibujé una pintura titulada “Recogiendo jubilosamente nuevo algodón”, en que aparecían figuras de muchas mujeres que estaban recogiendo algodón. Pero al ver mi obra, algunos de los comuneros dijeron: “¿Se trata del algodonal de nuestro equipo? Pero ¡no expresa ninguna característica!” Y otros comentaron: “Están metidas en la labor, y ¿para qué recogen algodón?” Tienen razón. Hay que dibujar con un tema que exprese el entusiasmo con el cual los comuneros venden el algodón al Estado para apoyar la construcción socialista, después de lograr una rica cosecha.

Más tarde, dejando el espectáculo de recoger el algodón como fondo, pinté un cuadro en que los comuneros iban a entregar con ardor al Estado el algodón transportado en carretas de caballos y carretillas. Así su tema es más claro. Todos dijeron que resultaba bien. De hecho, la creación de este cuadro se debe a la inteligencia de las masas. Sin éstas, no habría creación de que hablar.

En poco más de diez años, con la dirección del Partido y la ayuda de los camaradas, he dibujado más de 300 pinturas. Acabo de hacer algunos trabajos para el pueblo. El Partido y el pueblo me han ofrecido un gran honor; en 1973, fui a Pekín para visitar y estudiar la exposición nacional de bellas artes, allí recibí el entusiasta estímulo de los camaradas dirigentes. Yo, una mujer que no sabía leer ni escribir una palabra en la vieja sociedad he sido elegida subsecretaria de la célula del Partido y lucho con el pincel por la revolución.

Todo esto demuestra que sólo la sociedad socialista puede poner en pleno juego la actividad, sabiduría e inteligencia de las mujeres trabajadoras. El proceso de aprender a dibujar constituye una severa crítica a la “teoría del genio” “nacido con conocimientos”, planteada por Confucio y Lin Piao. El hecho testimonia que “nacer con conocimientos” es un disparate. Los conocimientos verídicos sólo pueden provenir de la práctica. Me he decidido, en la actual campaña de crítica a Lin Piao y Confucio, a sacar más y mejores pinturas para la revolución, refutando la “teoría del genio” “nacido con conocimientos” pregonada por Confucio y Lin Piao.

* de: "Obreros, campesinos y soldados critican a Lin Piao y a confucio". Ed. lenguas extranjeras, Pekín.

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