JOSÉ DÍAZ: “Las enseñanzas de Stalin guía luminosa de los comunistas españoles”
“Un verdadero revolucionario no es el que demuestra valor en el periodo de alzamiento victorioso, sino el que sabe cómo luchar no sólo en el momento del avance victorioso, sino también en el periodo de retroceso de la revolución; el que demuestra valor en el periodo de la derrota del proletariado, el que no pierde la cabeza, el que no abandona el camino cuando la revolución sufre una derrota y el enemigo registra éxitos; el que no es dominado por el pánico, ni cae en la desesperación en el periodo de retroceso de la revolución”
(J. Stalin: “En la oposición”)
En 1940, el camarada José Díaz, secretario general del Partido Comunista de España (PCE) durante la guerra nacional revolucionaria de España (1936-1939), presenta un documento sobre la guerra titulado “Las enseñanzas de Stalin guía luminosa de los comunistas españoles”. Documento que continúa siendo un arma de combate contra el viejo y el nuevo revisionismo. Es un documento imprescindible para hacer un balance de la historia del PCE hasta la usurpación de su dirección y de las siglas del Partido del proletariado por el revisionismo, es decir por la burguesía. Lo reproducimos manteniendo el formato de la edición del PCE (m-l) como cuaderno para el Congreso (1966), como parte de la historia de la reconstitución del PCE, y hoy lo ponemos a disposición de toda una nueva generación de jóvenes que hacen suya la lucha por el comunismo y que inevitablemente tienen que asumir la lucha por la reconstitución del Partido Comunista: hoy Partido marxista-leninista-maoísta, principalmente maoísta militarizado para iniciar guerra popular y con guerra popular hasta el comunismo.
En el documento del camarada José Díaz aparece la posición del PCE sobre los tres instrumentos de la revolución: Partido, Ejército y Frente.
PARTIDO:
Es totalmente correcta la posición del PCE sobre la defensa de la pureza ideológica y de los principios: “El camarada Stalin nos enseña a vigilar sobre la unidad y la pureza ideológica del Partido. Nosotros sostuvimos una lucha sin cuartel contra las desviaciones en nuestras filas; nosotros fortalecimos la disciplina del partido y fuimos capaces de establecer una unidad de hierro en nuestras filas hasta tal punto que fuimos capaces de enfrentarnos con todas las pruebas que sometía la guerra”. Hoy, cuando el nuevo revisionismo levanta la bandera de la conciliación frente a la lucha de dos líneas, nosotros nos reafirmamos en el combate implacable contra el nuevo revisionismo y sus convergencias. La línea lo decide todo: “Nuestro partido, educado en el espíritu de Lenin y Stalin ha preservado su unidad política, su lealtad a los principios del marxismo-leninismo, su firme determinación de vencer este transitorio y difícil periodo. Ha preservado su inquebrantable fe en la victoria inevitable de la clase obrera. Todo esto templa a los comunistas y los hace firmes, inquebrantables campeones de la clase obrera”.
El Partido Comunista no se limitó a mantener la pureza ideológica y la unidad en torno a los principios, si no que lo ideológico estaba en función de la transformación de la realidad, la destrucción del viejo Estado: “El Partido Comunista hizo todo lo que estaba en su poder para destruir el viejo aparato del Estado y establecer uno nuevo al servicio del pueblo.”
En la actual crisis total y última del imperialismo nos reafirmamos en la necesidad de un Partido de nuevo tipo: marxista-leninista-maoísta, principalmente maoísta, militarizado para iniciar la guerra popular. Partido, que mediante la lucha de dos líneas, aplaste a las posiciones burguesas que se dan dentro del Partido como reflejo de la lucha de clases en la sociedad y que no concilie con el revisionismo y el oportunismo, ni dentro ni fuera de sus filas.
FRENTE:
El análisis de las clases y de las alianzas es correcto: “El más importante aliado que el Partido comunista debía atraer junto al proletariado eran las grandes masas campesinas”. Además añade: “Nuestro Partido fue el único Partido político que en España comprendió la necesidad vital de esta alianza. Fue el único Partido que levantó la consigna de la confiscación de las grandes propiedades de la Iglesia y el Estado, sin indemnización, así como la consigna de la libre distribución de esta tierra entre los campesinos y los agricultores pobres.”
“También era necesario atraer a partes de la pequeña clase media de las ciudades y a los grupos de la burguesía que, por una razón u otra razón, estaban interesados en la lucha por la independencia nacional de España”
La construcción del Frente y del Nuevo Poder fueron grandes problemas del Partido. El PCE estuvo a la cola de la pequeña y mediana burguesía durante toda la guerra. Para no romper el Frente Popular se limitó a tratar de ejercer su influencia en los Partidos y organizaciones burguesas del Frente Popular. Como ejemplo, estas palabras: “Como nuestro Partido fue directamente a las masas del pueblo y de los soldados y les explicó su posición, que difería de la de los otros partidos y organizaciones del Frente Popular… Consiguió tener influencia en los otros Partidos y organizaciones e inducir a sus dirigentes para que tomaran el camino señalado por los comunistas y deseado por las masas.”
El documento afirma que el Partido hizo todo lo posible y “luchó por un gobierno en el cual el papel dirigente estuviera reservado a la clase obrera. El Partido Comunista hizo todo lo que estaba en su poder para destruir el viejo aparato del Estado y establecer uno nuevo al servicio del pueblo. Un tal gobierno del pueblo, fuerte, y tal aparato del Estado, indispensables instrumentos para la política destinada a garantizar la victoria, no pudo conseguirse sin embargo por la falta de unidad revolucionaria de la clase obrera, por las intrigas y el sabotaje de los dirigentes socialdemócratas, anarquistas y republicanos”. Que el Partido Comunista no fuera capaz de destruir el viejo aparato del Estado no fue culpa de la burguesía (pequeña y mediana) y de sus partidos y organizaciones. La burguesía fue fiel a sus intereses y utilizó el poder burocrático y militar que tenía dentro de la República para usarlos contra la clase obrera y el pueblo. A pesar de sus intenciones, en la práctica fue el Partido Comunista el que no cumplió con su papel de vanguardia del proletariado, pues para no romper el Frente Popular, por oportunismo, se puso a la cola de la pequeña y mediana burguesía.
Además, y lo más grave, es que el PCE no sólo conocía el carácter vacilante de la pequeña y mediana burguesía sino que tenía experiencia concreta sobre el papel de los partidos republicanos que formaban el Frente Popular: “La clase obrera y las masas campesinas reaccionaron ante el sabotaje de los capitalistas y terratenientes con huelgas combativas y otros métodos de lucha, sin recibir, sin embargo, el apoyo necesario del gobierno, integrado por representantes de los partidos republicanos, para liquidar las maquinaciones contrarrevolucionarias de la burguesía, de los terratenientes y de los militares que preparaban secretamente el levantamiento”.
Nuevamente la experiencia nos muestra la necesidad de la construcción concéntrica de los tres instrumentos de la revolución, donde el partido lo dirige todo: Ejército y Frente. Y la exigencia de la construcción del Nuevo Poder.
EJERCITO:
“Era necesario tener una fuerza bien armada, un ejército poderoso para la lucha contra un enemigo tan poderoso”. “La creación de una fuerte organización militar era indispensable, pues sin ella la posibilidad de la lucha victoriosa contra la reacción interna y extranjera era completamente inconcebible.” No hay nada que objetar a estas dos afirmaciones, el proletariado necesita de su propio ejército para destruir el viejo Estado y necesita levantar organizaciones superiores a las de la burguesía. Respecto a su plasmación práctica el sistema de comisarios nunca aseguró la dirección del Partido sobre el Ejército como lo demuestran las negociaciones del coronel republicano Casado con Franco y el golpe de Estado anticomunista que protagonizó. Por tanto, y teniendo en cuenta la experiencia del Movimiento Comunista Internacional, tomamos posición por la militarización de los Partidos Comunistas y la construcción concéntrica de los tres instrumentos de la revolución; de tal manera que el fusil nunca mande sobre el Partido: “Nuestro principio es: el partido manda el fusil, y jamás permitiremos que el fusil mande al Partido” (Presidente Mao Tse-Tung. Problemas de la guerra y la Estrategia, 1938.).
CONCLUSIONES:
El documento recoge una autocrítica que es insuficiente: “El error principal de nuestro Partido fue que frente a la amenaza de rebelión contrarrevolucionaria en Madrid (5-6 de marzo de 1939) no la dio a conocer a las masas y que no actuó tan enérgicamente y resueltamente cuando la rebelión ya estaba en marcha, tal como la situación difícil lo requería”. El error fundamental en la construcción del Frente estuvo en que el Frente Popular fue un frente pluripartidista dirigido por la burguesía republicana, no un Frente de clases dirigido por el PCE, y donde el Partido siempre estuvo a la cola de la pequeña y mediana burguesía por oportunismo. Además no se creó Nuevo Poder. Para terminar, la burguesía que participaba del Poder del viejo Estado lo usó en su propio beneficio y en contra del proletariado.
Una vez acabada la guerra, y a pesar de la derrota, el Partido Comunista y las masas populares no eran las de 1936. El Partido Comunista era un Partido con experiencia militar, con miles de militantes y cuadros forjados en la guerra. Era reconocido como su Partido por el proletariado y las masas campesinas.
Tampoco las masas populares eran las mismas. Los obreros y campesinos habían sido dueños de su destino. “Nuestro pueblo ha vivido sin terratenientes, sin grandes capitalistas, y sabe lo que esto vale”. “Las masas tienen las ricas experiencias de una guerra y de una revolución que constituyen un arsenal inestimable para las batallas venideras.” Sobre el carácter de la democracia burguesa durante la lucha se “convencieron de que estas democracias no son sino un medio para engañar a las masas, una cortina de humo detrás de la cual se esconden los grupos dominantes de la reacción capitalista”. Por tanto la lucha continuaba de forma nueva en la nueva situación, lucha por acabar con la dictadura de la burguesía y el viejo aparato estatal y construir uno nuevo, con toda la rica experiencia de la guerra.
El ejemplo de España (1936-39) es una muestra de la necesidad de Partidos Comunistas marxistas-leninistas-maoístas, principalmente maoístas, militarizados para iniciar guerra popular hasta el comunismo y el combate al viejo revisionismo, al nuevo revisionismo y a todo oportunismo, “acuerdo de paz” o cualquier forma de “cretinismo parlamentario” y pluripartidismo.
Con la muerte del camarada José Díaz y el camarada J. Stalin, el revisionismo se desbocó dentro del Partido usurpando la dirección de éste la burguesía. Todo lo ganado durante la guerra nacional revolucionaria es tratado de aniquilar por la camarilla revisionista levantando las negras banderas de la “reconciliación nacional” y “cancelación de las responsabilidades derivadas de la guerra civil”.
¡VIVA EL MAOÍSMO! ¡ABAJO EL REVISIONISMO!
¡POR LA RECONSTITUCIÓN O CONSTITUCIÓN DE PAARTIDOS COMUNISTAS EN EL MUNDO!
¡GUERRA POPULAR HASTA EL COMUNISMO!
¡APOYAR A LAS GUERRAS POPULARES Y GUERRAS REVOLUCIONARIAS DEL MUNDO, APLASTANDO EL REVISIONISMO Y EL OPORTUNISMO!
¡POR LA RECONSTITUCIÓN O CONSTITUCIÓN DE PAARTIDOS COMUNISTAS EN EL MUNDO!
¡GUERRA POPULAR HASTA EL COMUNISMO!
¡APOYAR A LAS GUERRAS POPULARES Y GUERRAS REVOLUCIONARIAS DEL MUNDO, APLASTANDO EL REVISIONISMO Y EL OPORTUNISMO!
Para acceder al documento:
https://docs.google.com/file/d/0B0cNhGDp1iorYXB3SDQwenFpaTQ/edit?pli=1
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