lunes, 19 de marzo de 2012

EL PUEBLO.- Las masas de Aysén desbordan la legalidad burguesa



El día martes 7 de febrero, pescado­res artesanales instalaban en el puente Presidente Ibáñez una embarcación con neumáticos a la que posteriormen­te prendieron fuego. Esa fue la señal que los pescadores artesanales dieron para iniciar las movilizaciones. Mi­nutos antes habían confeccionado un pliego de demandas en conjunto con organizaciones de trabajadores estata­les, representantes de la CUT regional y organizaciones “ambientalistas”
Demandas democráticas.
Pese a la composición oportunista de las organizaciones vende obreras como la CUT y las posiciones legalistas- burguesas de los sectores ambienta­listas, las demandas de los poblado­res de Aysén contienen un carácter democrático. Esto porque dentro de sus demandas se incluye la defensa de los puestos de trabajo de los cerca de 3 mil pescadores artesanales de la región a quienes se les han arrebata­do cuotas de pesca para entregarlas a la gran burguesía, rebaja en el costo de los combustibles, rebaja sustantiva en el costo de la canasta básica, subsidio al transporte (aéreo, marítimo y terrestre) y un sueldo mínimo regional. Es decir, demandas que se oponen al alza en el costo de la vida, producto de la espe­culación y del plan hambreador que descarga la crisis sobre las espaldas del pueblo. A las masas de Aysén, cada vez se le extrae más renta a la vez que se las grava con más impuestos, haciendo que la situación sea insostenible.
Las movilizaciones han sido lideradas por las organizaciones de pescadores artesanales, sectores que se han mos­trado más combativos y prestos a des­bordar la legalidad mediante el uso de la violencia, a estas acciones violentas se ha sumado también la juventud po­pular.
Son los pescadores artesanales los más violentos pues son los sectores más empobrecidos de la región. La vigen­te ley de pesca ha fijado las cuotas de captura favoreciendo a la gran burgue­sía y entregando cuotas de miseria a los pescadores artesanales. La encuesta Casen que elabora el viejo estado, arro­jaba que la región es la segunda con peor distribución de los ingresos des­pués de La Araucanía. Si a esto agre­gamos un gasto promedio de $90.000 mensuales en leña y un kilo de pan a $1.400, problemas de conectividad, déficit en la atención médica y altos costos de transporte, entendemos la situación de opresión en las que viven las masas de Aysén, y dónde hay opre­sión hay rebelión.
El uso de la violencia.
En este escenario la reacción se ha encargado, por un lado, de condenar la violencia ejercida por los manifes­tantes, y por otro, aplicar la doctrina Bernales de violencia escalonada para reprimir al pueblo que se moviliza. Con respecto a esto último, los propios manifestantes denunciaban el uso de balines de metal que dejaron a un tra­bajador herido con pérdida de su ojo derecho y compromiso en la visión.
La preocupación de la reacción ante la violenta protesta del pueblo de Aysén se plasma en la declaración del dipu­tado y vicepresidente de la UDI Iván Moreira: “es una mala señal que se consigan las cosas y se abra la billete­ra cuando hay violencia”. Esto porque las movilizaciones de Aysén se suman a las de Calama y Magallanes, en las cuales fue necesario que las masas protestaran desbordando la legalidad burguesa para arrancar conquistas de­mocráticas al viejo estado.
Sin embargo, el uso de la violencia no garantiza una línea revolucionaria dentro del movimiento de Aysén, pues dentro de éste conviven incluso repre­sentantes de facciones de la Gran Bur­guesía que pugnan entre sí. Es el caso
candidato a alcalde en la comuna de Coyhaique dentro del denominado “pacto por omisión”. La Democracia Cristiana (partido terrateniente de anticomunistas) estaría de acuerdo, a condición de que el P“C” desista de presentar candidatos en Iquique pues les permite levantar a Patricio Aylwin Fuentealba ( sobrino nieto del ex pre­sidente) en dicha comuna.
Aysén y la profundización del capi­talismo burocrático.
Lo que se vive en Aysén es una muestra más de lo dislocada que se encuentra la economía chilena. Ello porque gran parte de lo que se pro­duce en el país está al servicio de los intereses imperialistas que saquean nuestros alimentos y recursos natu­rales y los envían fuera del país, des­atendiendo las necesidades del país, como las que se evidencian en Aysén. Hay alimentos que no llegan a Aysén y los que llegan lo hacen a un costo muy elevado. La raíz de ello es que nuestra economía no está orientada a satisfacer las necesidades de nuestro pueblo sino de impulsar un capitalis­mo burocrático al servicio del impe­rialismo y de los monopolios.
En este sentido Víctor Pérez, vocero de la UDI, declaraba: “se está avan­zando en la norma que dará ciertas garantías a las zonas extremas del país que le permitan incentivar el empleo y la inversión, es una medida en la cual tenemos que poner el ace­lerador”. Así cuando este represen­tante de la facción compradora de la Gran Burguesía habla de “inversión”, se está refiriendo al capital imperia­lista y de los monopolios, y no de una inversión para satisfacer las necesida­des del pueblo.
Misael Ruiz, dirigente de los pes­cadores artesanales y vocero de los movilizados, emplazaba al genrencia­miento de Piñera: “no basta con un discurso que nosotros estamos cre­ciendo, ¿Dónde está el crecimiento? ¿Es para los 5 dueños del país? ¿Par las grandes transnacionales?”.

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