El día martes 7 de febrero, pescadores artesanales
instalaban en el puente Presidente Ibáñez una embarcación con neumáticos a la
que posteriormente prendieron fuego. Esa fue la señal que los pescadores
artesanales dieron para iniciar las movilizaciones. Minutos antes habían
confeccionado un pliego de demandas en conjunto con organizaciones de
trabajadores estatales, representantes de la CUT regional y organizaciones
“ambientalistas”
Demandas democráticas.
Pese a la composición oportunista de las
organizaciones vende obreras como la CUT y las posiciones legalistas- burguesas
de los sectores ambientalistas, las demandas de los pobladores de Aysén
contienen un carácter democrático. Esto porque dentro de sus demandas se
incluye la defensa de los puestos de trabajo de los cerca de 3 mil pescadores
artesanales de la región a quienes se les han arrebatado cuotas de pesca para
entregarlas a la gran burguesía, rebaja en el costo de los combustibles, rebaja
sustantiva en el costo de la canasta básica, subsidio al transporte (aéreo,
marítimo y terrestre) y un sueldo mínimo regional. Es decir, demandas que se
oponen al alza en el costo de la vida, producto de la especulación y del plan
hambreador que descarga la crisis sobre las espaldas del pueblo. A las masas de
Aysén, cada vez se le extrae más renta a la vez que se las grava con más
impuestos, haciendo que la situación sea insostenible.
Las movilizaciones han sido lideradas por las
organizaciones de pescadores artesanales, sectores que se han mostrado más
combativos y prestos a desbordar la legalidad mediante el uso de la violencia,
a estas acciones violentas se ha sumado también la juventud popular.
Son los pescadores artesanales los más violentos pues
son los sectores más empobrecidos de la región. La vigente ley de pesca ha
fijado las cuotas de captura favoreciendo a la gran burguesía y entregando
cuotas de miseria a los pescadores artesanales. La encuesta Casen que elabora
el viejo estado, arrojaba que la región es la segunda con peor distribución de
los ingresos después de La Araucanía. Si a esto agregamos un gasto promedio
de $90.000 mensuales en leña y un kilo de pan a $1.400, problemas de
conectividad, déficit en la atención médica y altos costos de transporte,
entendemos la situación de opresión en las que viven las masas de Aysén, y
dónde hay opresión hay rebelión.
El uso de la violencia.
En este escenario la reacción se ha encargado, por un
lado, de condenar la violencia ejercida por los manifestantes, y por otro,
aplicar la doctrina Bernales de violencia escalonada para reprimir al pueblo
que se moviliza. Con respecto a esto último, los propios manifestantes
denunciaban el uso de balines de metal que dejaron a un trabajador herido con
pérdida de su ojo derecho y compromiso en la visión.
La preocupación de la reacción ante la violenta
protesta del pueblo de Aysén se plasma en la declaración del diputado y
vicepresidente de la UDI Iván Moreira: “es una mala señal que se consigan las
cosas y se abra la billetera cuando hay violencia”. Esto porque las
movilizaciones de Aysén se suman a las de Calama y Magallanes, en las cuales
fue necesario que las masas protestaran desbordando la legalidad burguesa para
arrancar conquistas democráticas al viejo estado.
Sin embargo, el uso de la violencia no garantiza una
línea revolucionaria dentro del movimiento de Aysén, pues dentro de éste
conviven incluso representantes de facciones de la Gran Burguesía que pugnan
entre sí. Es el caso
candidato a alcalde en la comuna de Coyhaique dentro
del denominado “pacto por omisión”. La Democracia Cristiana (partido
terrateniente de anticomunistas) estaría de acuerdo, a condición de que el P“C”
desista de presentar candidatos en Iquique pues les permite levantar a Patricio
Aylwin Fuentealba ( sobrino nieto del ex presidente) en dicha comuna.
Aysén y la profundización del capitalismo
burocrático.
Lo que se vive en Aysén es una muestra más de lo
dislocada que se encuentra la economía chilena. Ello porque gran parte de lo
que se produce en el país está al servicio de los intereses imperialistas que
saquean nuestros alimentos y recursos naturales y los envían fuera del país,
desatendiendo las necesidades del país, como las que se evidencian en Aysén.
Hay alimentos que no llegan a Aysén y los que llegan lo hacen a un costo muy
elevado. La raíz de ello es que nuestra economía no está orientada a satisfacer
las necesidades de nuestro pueblo sino de impulsar un capitalismo burocrático
al servicio del imperialismo y de los monopolios.
En este sentido Víctor Pérez, vocero de la UDI,
declaraba: “se está avanzando en la norma que dará ciertas garantías a las
zonas extremas del país que le permitan incentivar el empleo y la inversión, es
una medida en la cual tenemos que poner el acelerador”. Así cuando este
representante de la facción compradora de la Gran Burguesía habla de
“inversión”, se está refiriendo al capital imperialista y de los monopolios, y
no de una inversión para satisfacer las necesidades del pueblo.
Misael Ruiz, dirigente de los pescadores artesanales y vocero de los
movilizados, emplazaba al genrenciamiento de Piñera: “no basta con un discurso
que nosotros estamos creciendo, ¿Dónde está el crecimiento? ¿Es para los 5
dueños del país? ¿Par las grandes transnacionales?”.
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