Proposición acerca de la
Línea General del
Movimiento Comunista
Internacional
Respuesta del Comité Central del Partido Comunista de China
a la Carta del Comité Central del Partido Comunista de la Unión
Soviética del 30 de Marzo de 1963
(…)
(8) Las vastas zonas de Asia, África y América Latina, son las zonas donde convergen contradicciones en el mundo contemporáneo; son las más vulnerables de las zonas que están bajo la dominación imperialista, y constituyen los centros de la tempestad de la revolución mundial, que en la actualidad asesta golpes directos al imperialismo.
El movimiento revolucionario democrático nacional en estas zonas y el movimiento revolucionario socialista internacional son las dos grandes corrientes históricas de nuestra época. La revolución democrática nacional en estas zonas es una importante parte integrante de la revolución mundial proletaria de nuestros días.
La lucha revolucionaria antiimperialista de los pueblos de Asia, África y América Latina golpea y debilita seriamente los cimientos mismos de la dominación del imperialismo y del colonialismo viejo y nuevo, y es en la actualidad una fuerza poderosa en defensa de la paz mundial.
Por lo tanto, en cierto sentido, la causa revolucionaria del proletariado internacional en su conjunto depende del desenlace de la lucha revolucionaria de los pueblos de esas zonas, que constituyen la abrumadora mayoría de la población del mundo.
Por lo tanto, la lucha revolucionaria antiimperialista de los pueblos de Asia, África y América Latina no es en absoluto un asunto de mera significación regional, sino de importancia general para la causa de la revolución mundial del proletariado
internacional en su conjunto.
Ahora hay quienes niegan la gran significación internacional de la lucha revolucionaria antiimperialista de los pueblos de Asia, África y América Latina y, so pretexto de eliminar las barreras que dividen a la gente según la pertenencia nacional, el color de la piel o el principio geográfico, tratan de borrar la línea divisoria entre las naciones oprimidas y las opresoras y entre los países oprimidos y los opresores y procuran refrenar la lucha revolucionaria de los pueblos de dichas zonas. Intentan, en realidad, acomodarse a las necesidades del imperialismo y crear una nueva "teoría" para justificar la dominación del imperialismo en estas zonas y la promoción de su política de colonialismo viejo y nuevo.
Semejante "teoría" no está destinada en verdad a eliminar las barreras que dividen a la gente según la pertenencia nacional, el color de la piel o el principio geográfico, sino a preservar la dominación de las llamadas "naciones superiores" sobre las naciones oprimidas. Es del todo natural que semejante "teoría" demagógica tropiece con el boicot de los pueblos de dichas zonas.
La clase obrera de los países socialistas y de todos los países capitalistas debe realmente llevar a la práctica las consignas combativas de "¡Proletarios de todos los países, uníos!" y de "¡Proletarios y naciones oprimidas de todo el mundo, uníos!'”, estudiar la experiencia revolucionaria de los pueblos de Asia, África y América Latina y apoyar con resolución sus acciones revolucionarias; debe considerar la causa de la liberación de estos pueblos como el más seguro apoyo a su propia causa y como algo que va directamente en su propio interés. Esta es la única manera de quebrar efectivamente las barreras que dividen a la gente según la pertenencia nacional, el color de la piel o el principio geográfico, y así es el verdadero internacionalismo proletario.
La clase obrera de los países capitalistas de Europa y América no puede liberarse sin la alianza con las naciones oprimidas y sin la liberación de estas últimas. Lenin tenía razón cuando decía: "En realidad, el movimiento revolucionario en los países adelantados seria prácticamente un engaño, sin la unión completa y más estrecha de los obreros en la lucha contra el capital en Europa y América con los cientos y cientos de millones de esclavos 'coloniales' oprimidos por el capital”. Ahora, en los destacamentos del movimiento comunista internacional hay quienes adoptan una actitud pasiva, desdeñosa y negativa hacia la lucha de las naciones oprimidas por la liberación. Están de hecho protegiendo los intereses de la burguesía monopolista, traicionando los del proletariado y degenerando en socialdemócratas.
La actitud que se adopte hacia la lucha revolucionaria de los pueblos asiáticos, africanos y latinoamericanos, es un importante criterio para distinguir a los revolucionarios de los no revolucionarios, a los que defienden realmente la paz mundial de los que alientan a las fuerzas de la agresión y de la guerra.
(9) Las naciones y pueblos oprimidos de Asia, África y América Latina están enfrentados a la tarea urgente de luchar contra el imperialismo y sus lacayos.
La historia ha encomendado a los partidos proletarios de estas zonas la gloriosa misión de mantener en alto la bandera de lucha contra el imperialismo, contra el colonialismo viejo y nuevo, por la independencia nacional y por la democracia popular, colocarse en las primeras filas del movimiento revolucionario democrático nacional y luchar por el porvenir socialista.
En estas zonas, los más amplios sectores de la población rehúsan vivir bajo el yugo del imperialismo. 'Estos sectores no solamente comprenden a los obreros. campesinos, intelectuales y pequeño burgueses, sino también a la burguesía nacional patriótica y hasta a un número de reyes, príncipes y aristócratas de sentimientos patrióticos.
El proletariado y su partido deben tener confianza en la fuerza de las masas populares y, sobre todo, unirse con los campesinos y establecer una sólida alianza obrero-campesina. Es de importancia primordial que los elementos avanzados del proletariado realicen actividades en las zonas rurales, ayuden a los campesinos a organizarse y eleven su conciencia de clase, su sentimiento de dignidad nacional y su confianza en las fuerzas propias.
EI proletariado y su partido deben, sobre la base de la alianza obrero-campesina, unir a todas las capas sociales que puedan ser unidas y organizar un amplio frente único contra el imperialismo y sus lacayos. Para consolidar y ampliar este frente único, es necesario que el partido del proletariado conserve su independencia ideológica, política y de organización y mantenga firmemente su hegemonía en la revolución.
(...)
Por lo general, la burguesía de esos países tiene un carácter doble. El partido del proletariado, cuando establece un frente único con la burguesía, debe seguir una política tanto de unidad como de lucha. Su política debe ser la de unirse con la burguesía a medida que ésta se inclina a ser progresista, antiimperialista y antifeudal, y de luchar al mismo tiempo contra las tendencias reaccionarias de la burguesía al compromiso y colusión con el imperialismo y las fuerzas del feudalismo.
La concepción del mundo del partido proletario en relación con el problema nacional es el internacionalismo, y no el nacionalismo. En la lucha revolucionaria, el partido proletario apoya al nacionalismo progresista y se opone al nacionalismo reaccionario. Debe siempre deslindar los campos con el nacionalismo burgués, y jamás debe dejarse cautivar por éste.
La Declaración de 1960 señala: "Los comunistas denuncian los intentos que el ala reaccionaria de la burguesía hace para presentar sus estrechos intereses egoístas de clase como los intereses de toda la nación y el uso demagógico que las consignas socialistas hacen, con los mismos fines, los políticos burgueses".
Si en el transcurso de la revolución el proletariado llega a marchar a la cola de los terratenientes y de la burguesía, será imposible la victoria real y completa de la revolución democrática nacional e incluso si se obtiene cierto tipo de victoria, será imposible consolidarla.
En el curso de la lucha revolucionaria de las naciones y pueblos oprimidos, el partido del proletariado sólo puede llevar hasta el fin la revolución democrática nacional y conducirla al camino del socialismo, si plantea independientemente su programa de lucha consecuente contra el imperialismo y los reaccionarios internos y por la independencia nacional y la democracia popular, trabaja independientemente entre las masas, desarrolla constantemente las fuerzas progresistas, se gana las fuerzas intermedias y aísla las fuerzas reaccionarias.
(…)
Los comunistas de los países capitalistas, al dirigir activamente las luchas actuales, deben vincularlas con la lucha por los intereses de largo alcance y de la causa en su conjunto, educar a las masas en el espíritu revolucionario del marxismo-Ieninismo, elevar sin cesar su conciencia política y tomar sobre si la tarea histórica de la revolución proletaria.
Proceder de otra manera, considerar que el movimiento actual es todo, determinar
el comportamiento de un caso para otro, adaptarse a los acontecimientos del día y sacrificar los intereses fundamentales del proletariado, esto es pura socialdemocracia.
La socialdemocracia es una corriente ideológica burguesa. Lenin señaló hace mucho que los partidos socialdemócratas son destacamentos políticos de la burguesía, sus agentes en el movimiento obrero y su principal pilar social. Los comunistas deben, en todo momento, deslindar claramente los campos con los partidos socialdemócratas en el problema fundamental de la revolución proletaria y de la dictadura del proletariado, y eliminar la influencia ideológica de la socialdemocracia en el movimiento obrero internacional y entre las masas obreras de los diversos países.
(...)
En los últimos años, el desbordamiento de la corriente revisionista en el movimiento obrero internacional, así como muchas experiencias y lecciones en el movimiento comunista internacional, han confirmado plenamente la justeza de la conclusión, hecha en las dos Declaraciones, de que el revisionismo es hoy el peligro principal en el movimiento comunista internacional.
Sin embargo, algunos afirman abiertamente que es el dogmatismo y no el revisionismo el peligro principal, o que el dogmatismo no es menos peligroso que el revisionismo, etc.
¿En qué principio se basa esto?
Un marxista-leninista firme, un verdadero partido marxista-leninista debe colocar los principios en el primer plano. No debe traficar con los principios, aprobar ya esto, ya aquello, y pronunciarse hoy por una cosa y mañana por otra.
A fin de defender la pureza del marxismo-leninismo y la posición de principio de las dos Declaraciones, los comunistas chinos continuarán junto con todos los marxistas-leninistas, la lucha irreconciliable contra el revisionismo contemporáneo.
Al combatir el revisionismo, peligro principal en el movimiento comunista internacional, los comunistas deben también luchar contra el dogmatismo. Como se señala en la Declaración de 1957. los partidos proletarios "deben atenerse firmemente a los principios de la conjugación de las tesis generales del marxismo-Ieninismo con la práctica concreta de la revolución y la construcción en sus países".
Esto quiere decir:
Por una parte, es necesario atenerse siempre a la verdad universal del marxismo-Ieninismo. De otra manera, se cometerá el error de oportunismo de derecha o de revisionismo.
Por otra parte, es preciso en todo tiempo partir de la realidad, mantener estrechos vínculos con las masas, sintetizar constantemente la experiencia de la lucha de las masas, y elaborar y aplicar independientemente una política y una táctica apropiadas a las condiciones del propio país. Se cometerá el error de dogmatismo si se procede de otra manera, copiando mecánicamente la política y la táctica de otro Partido Comunista, obedeciendo a ciegas a la voluntad de otros y aceptando, sin análisis, el programa y las resoluciones de otro Partido Comunista como línea propia.
Algunos violan ahora precisamente este principio fundamental, afirmado hace tiempo en la Declaración de 1957. So pretexto de "desarrollar de manera creadora el marxismo-Ieninismo", renuncian a la verdad universal del marxismo-leninismo. Además, hacen pasar por "verdad universal del marxismoleninismo" una receta nacida de conjeturas subjetivas y divorciada de la realidad y de las masas, y obligan a otros a aceptarla incondicionalmente.
He aquí el origen de muchos fenómenos graves producidos en el actual movimiento comunista internacional.
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