Recordad, amad, estudiad a Ilich, nuestro maestro, nuestro
jefe.
Luchad y venced a Ios enemigos interiores y exteriores, como
Io hacía Ilich.
Edificad Ia nuevo vida, el nuevo modo de vida, Ia nueva
cultura, como lo hacia Ilich.
Nunca; despreciéis lo pequeño en el trabajo, pues de lo pe-
queño se construye lo grande; en esto reside uno de los im-
portantes preceptos de Ilich.
J.Stalin
21 de enero de 1925
HISTORIA DEL PARTIDO COMUNISTA (BOLCHEVIQUE)
Redactado por una comisión del CC del PCUS de la URSS
Aprobado en 1938 por el Comité Central
(...)
La clase obrera de la Unión Soviética respondió a la muerte de Lenin apretando todavía más sus filas en torno al Partido leninista. En aquellos días luctuosos, todo obrero consciente meditó acerca de su actitud ante el Partido Comunista, el Partido que ponía en práctica los mandamientos de Lenin. Al Comité Central del Partido llegaron miles y miles de declaraciones de obreros sin partido pidiendo su ingreso en el Partido bolchevique. El Comité Central, haciéndose eco de este movimiento de los obreros de vanguardia, admitió su ingreso en masa en el Partido y abrió las puertas de éste a la promoción leninista. Ingresaron en el Partido nuevas decenas de millares de obreros. Ingresaron en él los que estaban dispuestos a dar la vida por la causa del Partido, por la causa de Lenin. En poco tiempo, pasaron a engrosar las filas del Partido bochevique más de 240.000 obreros. Se adhirió al Partido la parte más avanzada de la clase obrera, la más consciente y revolucionaria, la más audaz y disciplinada. Esta fué la promoción Ieninísta de nuevos afiliados al Partido.
La muerte de Lenin puso de manifiesto cuán estrechamente unido estaba el Partido bolchevique a las masas obreras y cuán entrañablemente querían estas al Partido leninista.En el II Congreso de los Soviets de la U.R.S.S., celebrado en los dias de duelo por la muerte de Lenin, el camarada Stalin pronunció, en nombre del Partido, un solemne juramento. En él dijo:
“Nosotros, los comunistas, somos hombres de un temple
especial. Estamos hechos de una trama especial. Somos los
que formamos el ejercito del gran estratega proletario, el ejér-
cito del camarada Lenin. No hay nada más alto que el honor
de pertenecer a este ejército. No hay nada superior al título de
miembro del Partido cuyo fundador y jefe es el camarada
Lenin . . .
Al dejarnos, el Camarada Lenin nos legó el deber de
mantener en alto y Conservar en toda su pureza el gran títu-
lo de miembro del Partido. Te juramos, camarada Lenin
que ejecutaremos con honor este mandato! . . .
Al dejarnos, el Camarada Lenin nos legó el deber de velar
por la unidad de nuestro Partido como por las niñas de
nuestros ojos. Te juramos, camarada Lenin, que ejecuta-
remos con honor también este mandato! . . .
Al dejarnos, el camarada Lenin nos legó el deber de con-
servar y fortalecer la dictadura del proletariado; te jura-
mos, camarada Lenin, que no escatimaremos esfuerzo para
ejecutar con honor también este mandato! . . .
Al dejarnos, el camarada Lenin nos legó el deber de,
afianzar, con todas nuestras fuerzas, la alianza de los obre
ros y campesinos. Te juramos, camarada Lenin, que eje-
cutaremos con honor igualmente este mandato!. . .
El camarada Lenin nos hablaba insistentemente de la ne-
cesidad de una alianza voluntaria y libre entre los pueblos
de nuestro país, de la necesidad de su colaboración fraternal
dentro del marco de la Unión Soviética. Al dejarnos, el
camarada Lenin nos legó el deber de reforzar y extender la
Union de las Repúblicas. Te juramos, camarada Lenin,
que ejecutaremos con honor también este mandato! . . .
Lenin nos indicó repetidas veces que el fortalecimiento
del Ejercito Rojo Y su perfeccionamiento constituye una de
las más importantes tareas de nuestro Partido. Juremos, pues,
camaradas, que no escatimaremos esfuerzo para fortalecer
nuestro Ejército Rojo Y nuestra Flota Roja! . . .
Al dejarnos, el camarada Lenin nos legó el deber de
permanecer fieles a los principios de la
Internacional Comunista. Te juramos, camarada Lenin,
que no regatearernos nuestra vida para fortalecer
y extender la unión de los trabajadores del mundo entero,
la Internacional Comunistal".
Tal fue el juramento del Partido bolchevique a su jefe, a Lenin, cuya obra perdurará a través de los siglos.
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